Deuda
Las palabras existen pero no tienen necesariamente sentido intrínseco. Tampoco tienen estrictamente un solo sentido. Las palabras son objetos que se arrojan a los oídos o a los ojos, que como pueden ser ruidos, pueden ser garabatos y no por eso ser un estorbo. Es lo contrario cuando sobra. Los sobrados son horrores.
Eso me enseñó Meme. Pero uno nunca sabe realmente qué le han prestado hasta que quiere. Ella dice que olvidó lo que me prestó. Creo que en realidad me lo dio porque es generosa, porque es cariñosa. Fue eso lo que me dio, más que el llamado a observar las palabras con más de dos ojos.
Le dije una vez que me había cambiado la vida. Debería retractarme y decirle que me la organizó. Ella me devolvió, creo, una vida que estaba hecha pedazos, maltratada, enajenada. Hizo de mí otra vez yo. Rescató un brote que estaba sepultado, latente, y lo hizo germinar de nuevo. Seguramente no fue ella. Seguramente todo estaba tomando camino desde antes. Pero ella quedará ahí; será para siempre el nombre propio del proceso, la heroína de la gesta, de quien se habla cuando la historia se cuenta a quienes deben oírla.
Sabemos que la tristeza que compartimos fue lo que nos unió.
Hace poco hablé con ella porque está triste. Pero de otra tristeza, que supo hacer que entendiera. Y que la compartiera con sus palabras. Hasta que el viernes me sentí tan triste que no quería levantarme de la cama. Me preguntaba para qué sirve saber qué se es si nadie más lo sabe ni lo valora, si el lugar que hay para uno es muy pequeño o esta lejos de donde debería estar: cambian los nombres para ahorrarse el pensar. Parece que nadie quiere saber realmente qué es uno. Tercos, llevan su mirada a lo que no importa y creen que es un oficio que se alimenta de necedades. O que es una indigna necedad. Pero las verdaderas necedades se quedan en detrimento del orden y la coherencia. Se abandona lo necesario a favor de lo bonito. Hacen de nuestra vida una miseria.
Esta miseria se funda en las mismas bases de una opuesta alegría y que me enseñó a ver también. Le adeudo los ojos que tengo ahora. Son los mismos de siempre, aunque operados: ya habían cortado y quemado mi cornea. Ella me los operó de nuevo. Entró por los oídos y me tocó con sus manos de dedos largos, heridos, experimentados, amantes del papel. Son ojos ajenos, pero han aprendido a intuir lo que antes sencillamente ignoraban.
Como ignoraba la respiración de un gato.
Esta mañana amanecí con un gato que, sobre mí, respiraba, en un lugar que tiene la impronta de su sombra.
Estas palabras son la paga de una deuda.
October 24th, 2005 at 18:15
Y se debe sentir seguramente muy bien pagar algo con gusto. Se nota en el texto.
Un saludo
October 24th, 2005 at 21:47
Matar las culebras siempre es buena cosa, de acuerdo. Más si se hace de forma tan íntima y tan dulce. Sorprende lo que conmueve el post, Juglar.
October 25th, 2005 at 10:52
Gracias. Muchas gracias. Creo que fuiste un ángel de la guarda y que llegué a mi casa bien por que ahí estuviste. Y disculpa todo lo que te toco aguantar. Te debo una y a mi tampoco me gusta tener deudas pendientes.
Un abrazo.
October 25th, 2005 at 19:13
gracias, para mi? tanlindo tu como siempre…espero mueras eventualmente como todos nosotros…serías un inmortal insoportable.
October 25th, 2005 at 21:05
Pues estos son los post que me hacen pasar cada rato por acá.
Creo que si la deuda no quedó saldada completamente, por lo menos se empezó a pagar del modo correcto.
October 26th, 2005 at 12:23
juglar, mándele un saludo de mi parte, una deuda es una deuda.
yo, algún día, pasaré a pagar.
October 26th, 2005 at 14:54
Díficil encontrar la forma adecuada de pagar una deuda…buscar la medida necesaria, que no le queden debiendo a uno tampoco. Hay deudas que ni siquiera es necesario pagar, son condonables…deudas que dejan de ser deudas. Sin embargo, prefiro pagarlas y que el prestamista mayor pueda decir “no tuvo por qué hacerlo, pero menos mal lo hizo”.
Y si se han de saber pagar las deudas…cobrarlas, vengarlas…ayyy, que amargo placer.
September 9th, 2006 at 18:33
[…] Para Meme, en su día. […]
December 10th, 2008 at 23:38
te quiero