Visita de honor

Ayer fui al edificio de la revista que no se debe ojear sino leer a ver cómo era aquello del trabajo. Algunas impresiones.

El celador en la puerta, como todo buen celador, pide que la maleta sea abierta con esa nueva forma de imperativo indirecto, la primera persona del plural del presente indicativo: «abrimos la maletica». Rigurosamente, el celador no va a mirar nada. Nada nuevo.

En la entrada la recepcionista va a sonreír y a preguntar a dónde voy. Cuando se confirma que puedo subir me pide un documento. Nada nuevo. Pero a cambio del documento me dan una ficha que dice «visitante de honor». ¿En Semana todos somos visitantes de honor? ¿Es un honor ser visitante de Semana? En realidad es mucho más difícil entrar a la Universidad de los Andes.

Me dirijo al ascensor y antes de llegar veo un cartel en gran formato que enigmáticamente propone: «Simón Trinidad = 63 secuestros. Esto necesita análisis.» Y después algo como «Semana abre sus mentes» o «libera sus mentes». Semana es como Excusado, entonces. O al contrario. (Paréntesis: interesante parodia la que presenta mi amigo Federico al respecto.)

Cuando llego al cuarto piso la secretaria me manda a un sofá y allá me espera la jefa. Está en un computador mejor que el que tiene ella para trabajar. Lo tiene que pedir prestado a veces porque se desespera. Me imagino entonces en qué tipo de máquina de escribir habré de trabajar. Mientras tanto Alejandro Santos se pasea y saluda a las redactoras ―muy bellas todas ellas en verdad y ellas si tienen computadores Apple― con picos en los cachetes.

La jefa me ofrece tinto pero no hay. Toca salir. Al lado del ascensor del cuarto piso hay otro afiche en gran formato con las torres gemelas a punto de caerse y dice algo como «Tres años y Osama no aparece. Esto necesita análisis.» ¿A quién ponen a analizar en Semana? En la mesa editorial se reúnen Alejito, Laricita, Juanita, Maricita, otrocitos y Eduardo. Y le encargan a alguien que analice por qué Osama no aparece si ya van tres años. O cuatro. Entonces el alguien escribirá que no han encontrado a Osama porque hay muchos problemas políticos, económicos y sociales pero que aún no se puede sentar ninguna posición al respecto. Justo al lado, en posición de honor, una siempre muy relevante entrevista a los hijos del presidente con el estilo desparpajado y alevoso de María Isabel Rueda.

Bajamos en el ascensor y se abre la puerta en el primer piso y una muchacha chusca aparece y pregunta con muy mala cara «¿se van a bajar?». Y para su sorpresa, nos bajamos.

3 Responses to “Visita de honor”

  1. Populina Says:

    Yo también opiné en Semana.com. Y no de cualquier forma. He visto a esos dos personajes “atracar” a sus incautos y enamoradizos compradores, cuando ellos compran por dos pesos.

    Qué jartera tener que aguantarse a estos delfines rosados. Y de paso, qué lata su papá.

  2. Bangalter Says:

    De veras que entrar a los predios de semana fue todo “un honor” para juglar del zipa, pero habrá opción de que lo sienten a ud para que lo pongan a analizar todo lo que se encuentran en los posters que ud menciono si toda aquella cofradía de “jornalistas” no pueden con tan laberíntica labor?
    Respecto a el capítulo excusados, es oportuno decir que el ampón juzga por su condición…..de veras que además se es interesante que hacen daño ambivalentemente y no hay quien los detenga prácticamente, no se que diga don juglar al respecto. (que pena si declino mas de la cuenta el tema).´
    Mucha Suerte….

    Ps: vaya y repróchele a su amigo Garzón de sus inverosímiles campañas y estadísticas de seguridad, ud no es el único.

  3. Anónimo Says:

    Encontré este sitio por casualidad y me parece interesante porque yo también trabajo en en “CUARTO PISO”.

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