Valle cañón
Siempre había visto el mapa de Colombia en relieve que hay en el estudio, pero nunca me había llamado más la atención como en los últimos años, desde que comencé a viajar por mi cuenta y por la deformación en la universidad, que me ha hecho interesar de alguna manera por la geografía del país o la geografía en general.
Por eso las otras dos veces que había ido a San Agustín no me había dado cuenta de cómo el Magdalena da forma al Tolima y al Huila y, en consecuencia, al resto de Colombia. Es decir, no me había detenido a pensar en cómo estando uno cerca de El Espinal, habiendo pasado el río Magdalena, habiendo bajado de la Cordillera Oriental, están ahí las dos cordilleras —Oriental y Central— que más adelante se verán «unidas» en el Macizo Colombiano.
Desde Flandes, Tolima, no hay relieve, no hay subidas ni bajadas y las montañas se ven lejos, aunque cada vez más cerca. Antes de Hobo, Huila, el ascenso comienza, la distancia entre las cordilleras se hace más pequeña y el río Magdalena, antes ancho, se estrecha, se comienza a ver el cañón. La carretera se aleja del Magdalena y regresa a él y el paisaje, agreste, no puede fotografiarse bien porque el bus va afanado.
Antes de Timaná, un poco después de Altamira —tierra de la achira—, comienza el ascenso del Pericongo, pero ya es de noche y no hay manera de ver qué pasa. Mi mamá le tenía miedo al Pericongo y decía que ahí el viaje se hacía más lento. El bus sigue a más de ochenta, el ayudante sigue pasando de la cabina de pasajeros a la del chofer. Quién le teme al Pericongo.
Saliendo de Pitalito, el taxi se acerca de nuevo a los riscos y allá abajo se intuye su presencia. En el pueblo de San Agustín, por fin, las montañas separan al río más importante de Colombia apenas por metros. Veinte minutos a pie, al norte, y allá se ve, escuálido, el río que «hizo posible» a Colombia.
¿Cómo no iban a hacer de una región así un lugar sagrado? El agua parece salir de las montañas, de cualquier lugar, de ninguna parte. Baja y se une al Río Grande de la Magdalena. Las montañas son todas verdes, desde ellas se adivina el recorrido, los meandros, las caídas. Y al occidente está el nacimiento, separado de ahí por dos días de excursión a caballo hasta el Páramo de las Papas. Allá no hay cañón, pero la niebla, dicen, tumba hasta los caballos. Algún día continuaré el recorrido. Recordar a Kapax.
December 21st, 2005 at 18:32
[…] Valle cañón: la geografía del valle del Magdalena, el viaje a San Agustín. […]
December 22nd, 2005 at 09:27
Lo mismo que nos hace inviables en infraestrustura eficiente para el transporte, nos hace impresionantemente ricos en biodiversidad…
topamos…
December 22nd, 2005 at 11:10
Interesante, muy interesante georeflexión
December 23rd, 2005 at 18:10
Bravura juglar!
Al nacimiento no hay dos dias y en cinco se puede ir hasta Popayan a pie. (Desde San Agustin.)
D.
December 23rd, 2005 at 18:52
Dedopin:
¿Será? Pues tiene sentido, teniendo en cuenta que quienes dicen eso son los guías, que alquilan los caballos y cobran una platica por eso.
December 26th, 2005 at 11:22
Exacto, ellos lo amenzan a uno con nieblas q tumban caballos y demas -la verdad la niebla alla arriba tumba cualquier cosa- pero yo ya hice el recorrido de ida y de vuelta; a buen paso se logra en 8 dias ir y volver, saliendo de Popayan. Para alguien con menos experiencia probablemente le tome 5 un solo trayecto (nada de caballos, eso si. Con uno de esos seria la mitad!). Un halcon nos acompaño desde el cielo todo el recorrido. De ida y vuelta! Esas cosas no se repiten y nunca se olvidan…
December 26th, 2005 at 12:17
Dedopín:
Bueno, precisamente lo que decían es que se demoraba cinco dias la ida y el regreso en los caballos. O sea, lo mismo que usted dice. Pero a pie aguanta más y mejor para el culo.
January 5th, 2006 at 13:51
Lo que pasa es q ese estimado es para llegar a POPAYAN es decir atravezando todo el macizo, hasta llegar a la sierra de sotara en el parque Purace. De ahi son un par de horas a popayan, en jeep xq ya uno no da mas ;)