Casi otoño

Desde la semana pasada el clima de este nido de zancudos ha cambiado para mejorar. En los últimos días he encontrado que aquí hay temperaturas civilizadas, que permiten estudiar, caminar por ahí, quedarse a hablar debajo de la sombra. Las temperaturas que podían llegar a treinta y seis a las nueve de la noche, combinadas con la humedad de entre el ochenta y el noventa por ciento, parecen ahora cosas del pasado; el
equinoccio está cerca y con este el otoño: una atmósfera rola comienza a trasformar esta aglomeración de vendehúmos llamada Buenos Aires.

El clima me afectó mucho y he dejado de escribir muchas cosas (y además lo más largo que había escrito se perdió accidentalmente). Un resumen de cosas que he pensado, todas teniendo que ver con este país o ciudad:

  • Buenos Aires es igual a Bogotá. Sí, me dirán que aquí hay más cultura, más librerías, más avenidas. Bueno, Mejía-Pavony me dijo una vez que en Bogotá se había hecho lo mismo que en Buenos Aires pero que en Bogotá hubo muchísima menos plata. Y hasta ahora me parece verdad. Las tales avenidas son como la séptima; pero la 9 de julio es extraordinaria. Las librerías son como la Lerner, la Nacional y hasta la Panamericana; las tales librerías de antigüedades son tan interesantes y variadas como las de la 22. Sí, hay más teatros y en casi todos puedes entrar a ver espectáculos de variedades con viejas muy empelotas, excesivamente bronceadas y con el pelo más rubio que el sol (artificial, desde luego) o, por el contrario, como reza un anuncio «morochas y pasionales».
  • El formato de la Boca, o más específicamente Caminito, podría reproducirse en Bogotá tal cual en sectores como Las Cruces o La Perseverancia. Basta con arreglar un par de casitas miserables y pintarlas con colores estrambóticos para que allí se puedan vender camisetas de «Alguien que estuvo en Bogotá y me quiere mucho me trajo esta camiseta», instalar innumerables cafés de mal café o espectáculos de… habrá que inventarse algún baile que la gente considere bohemio, erótico y sofisticado. Tal vez podría instalarse también en Engativá para que quede al lado del río. Los turistas quedarán encantados y los publicistas de los países que nos idolatren vendrán por millones a hacer shootings.
  • Propios y extraños se engañan con el cuento de que todos son europeos y blancos. Basta caminar un rato por cualquier sector para ver cantidades importantes de gente mestiza en las que además predominan los rasgos indígenas. Sin duda hay más gente que parece «europeo puro» pero el fenómeno es el mismo de los teatros, avenidas, etc. La diferencia entre la gente que sale en los comerciales internacionales y
    los que salen en televisión nacional es, en ese sentido, abismal.
  • A este país le hizo mucho daño la dictadura porque suprimió a los pocos grupos insurgentes que habrían podido desarrollarse para algún día suministrar con abundantes noticias dignas de ser llamadas interesantes las portadas de los periódicos y los titulares de los noticieros. Pero no. La dictadura no solo dejó a una cantidad de gente desaparecida, a un rebaño de abuelas con pañuelos en la cabeza y un mundial, también dejó noticieros que comienzan siempre con accidentes de transito, robos en conjuntos cerrados en las afueras de la ciudad, juicios interminables sobre crímenes pasionales y hechos expuestos siempre en condicional. Al lado de los noticieros argentinos, RCN es símbolo de seriedad en investigación, compromiso con la verdad y todas esas maricadas.
  • Este es el resumen de las cosas que he dejado de decir. Y esta la más importante: siento que en lo que va de esta temporada aquí me he vuelto de un patriotero inusitado y, lo más triste, vergonzante. Vine aquí a sorprenderme y nada ha sido así hasta ahora. Llegué con demasiadas expectativas, comenzando por la gente que decía que me iba a encantar. A mí nunca me encanta nada, pero esta no parece la ciudad en la que me quedaría a vivir. No me ha atraído como Lisboa o Berlín. Hasta ahora, paila. Veremos en otoño.

    De momento los dejo con Barcelona. (Es curioso que haya llamado a Buenos Aires la Barcelona de los pobres. Cuando conocí Barcelona me dio la misma impresión y la odié también por el clima.) Esta Barcelona es una revista satírica que hasta ahora ha sido mi única fuente constante de información.

    4 Responses to “Casi otoño”

    1. adam Says:

      Porque odiste el clima de barcelona, en que mes fuiste?
      adam.

    2. adam Says:

      Por cierto, me descuidé de decir, saben si los Urapanes (fresnos) de Bogotá, pierden las hojas por estar enfermos, o los pierden porque son caducifolios?
      muchas gracias
      adam.

    3. juglar del zipa Says:

      adam:
      he estado en primavera, en invierno y en dos momentos del verano. me refiero especialmente a estos últimos.
      sobre los urapanes no tengo idea.

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